¿Por qué la leche de vaca no debe introducirse en los bebés menores de 1 año?

La llegada de un nuevo integrante a una familia es toda una experiencia. Los primeros meses de vida del bebé requieren el 100% de la atención de los cuidadores, sobre todo de la madre, que será la responsable de la alimentación (o de la mayor parte de la misma).

Durante el primer año de vida surgirán una serie de cuestiones importantes que atender referidas al cuidado general del niño/a y una de ellas, por supuesto, será la alimentación. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés reciban leche materna exclusivamente durante los primeros 6 meses de vida, y luego una combinación de alimentos sólidos y leche materna o fórmula hasta los 12 meses. Recién a partir del año (y gradualmente) la indicación es que puede introducirse la leche de vaca, no antes.

8 razones por las cuales bebés menores de 12 meses no pueden consumir leche de vaca:

No Proporciona la Protección Inmunológica de la Leche Materna
La leche materna tiene propiedades inmunológicas que protegen al bebé contra infecciones. La leche de vaca no contiene estos componentes protectores, lo que puede dejar al bebé más vulnerable.

Riesgo de alergias y reacciones inmunológicas
La proteína de la leche de vaca es más difícil de digerir para los bebés y puede desencadenar reacciones alérgicas, especialmente en aquellos con antecedentes familiares de alergias alimentarias. Las reacciones pueden variar desde erupciones cutáneas, cólicos y diarrea, etc.

Deficiencia de hierro y anemia
La leche de vaca es baja en hierro y no contiene las cantidades suficientes de este mineral que los bebés necesitan durante sus primeros meses de vida. Además, la leche de vaca puede interferir con la absorción del hierro de otros alimentos, lo que aumenta el riesgo de anemia ferropénica.

Dificultades para digestión
La leche de vaca contiene proteínas y grasas que son más complejas de digerir para un bebé menor de 12 meses, cuyo sistema digestivo aún no está completamente maduro.

Riesgo de sobrepeso
La leche de vaca tiene una mayor cantidad de grasas saturadas en comparación con la leche materna o las fórmulas infantiles. Una ingesta excesiva de grasas saturadas desde una edad temprana podría contribuir al desarrollo de obesidad en el futuro, especialmente si no se tiene en cuenta el equilibrio adecuado de nutrientes.

Baja calidad de nutrientes esenciales
Aunque la leche de vaca es rica en calcio y otros minerales, no contiene los nutrientes esenciales en las cantidades necesarias para el desarrollo saludable del bebé, como la vitamina E, ácidos grasos esenciales (como los DHA y ARA), y la vitamina C, que son cruciales para el desarrollo cerebral, la inmunidad y la absorción de hierro.

Interferencia con el apetito y el crecimiento adecuado
Dado que la leche de vaca es más saciante, puede reducir el apetito de un bebé y afectar su ingesta de otros alimentos esenciales, como los alimentos sólidos ricos en vitaminas y minerales que son necesarios a partir de los 6 meses.

Problemas renales
La leche de vaca es rica en proteínas y minerales, lo que puede ser difícil de procesar para los riñones inmaduros de los bebés. Su alto contenido en proteínas y sodio puede ejercer una carga adicional sobre los riñones de los bebés, lo que podría aumentar el riesgo de deshidratación y otros problemas renales.