La llegada de un hijo o una hija plantea la necesidad de realizar numerosos aprendizajes que
se irán afianzando con el paso del tiempo a medida que se conviertan en rutinas. En el caso de las
fórmulas infantiles cuya incorporación puede ser indicada por el pediatra antes distintas
situaciones, su preparación puede en un principio resultar desafiante. Sin embargo, observando
una serie de medidas de higiene y respetando ciertas medidas de cuidad, se convierte en un
procedimiento sencillo y fácil de observar.
En forma esquemática, la preparación de una fórmula infantil puede dividirse en 3 pasos fundamentales: lavar, mezclar y calentar.
Empecemos por el tema de la higiene. Lo primero es lavarse las manos e higienizar los biberones (o mamadera, utilizaremos ambos términos en forma indistinta) y los utensilios para mezclar la fórmula. La limpieza debe abarcar también al área de preparación de los biberones. Es importante tener presente que los bebés recién nacidos son más susceptibles a las enfermedades, incluidas las enfermedades transmitidas por los alimentos, porque sus sistemas inmunológicos aún no están completamente desarrollados.
Algunas cosas a tener en cuenta en términos de higiene son las siguientes:
- Hervir la mamadera y la tetina durante 5 minutos antes de su primer uso.
- Después de cada uso, lavar la mamadera con agua caliente y detergente; o, en el caso de algunos biberones aptos para tal fin, pueden ser lavados en el lavavajillas.
- Es aconsejable que tanto el biberón como la tetina sequen por escurrimiento.
En cuanto al procedimiento de la preparación en sí (la mezcla), un aspecto clase es que al integrar la fórmula con el agua hay que agitar la mezcla, no revolver. Algunos consejos prácticos son:
- Utilice agua de una fuente segura para mezclar con la fórmula para bebé. Si no está seguro de si el agua corriente es apta utilice agua embotellada.
- Primero agregue el agua, luego la fórmula. Para ello utilice la cuchara medidora que viene en el envase de fórmula infantil o una taza medidora para líquido concentrado; esto asegura que estará mezclando las proporciones correctas de fórmula con agua.
- Use la cantidad de agua y fórmula especificada en el envase del producto. Usar demasiada agua significa que su bebé no recibe suficiente nutrición, y no usar suficiente agua puede hacer que su bebé esté irritable y provocar malestar estomacal, diarrea, etc.
- Si la idea es dejar la fórmula preparada para utilizar luego, el biberón debe refrigerarse (a 4 °C o menos) en la heladera y usarse dentro de las 24 horas siguientes.
En cuanto a la forma de calentar la mamadera, una regla fundamental -quizás la más importante- es no recurrir al microondas. Los microondas calientan los biberones de manera despareja, lo que puede generar puntos calientes que lesionen gravemente a su hijo. ¿Cuál es entonces el procedimiento adecuado? Lo más recomendado es que coloque el biberón en una cacerola con agua caliente. Otro método es colocar el biberón bajo la canilla y dejar correr sobre él agua caliente (evitando que toque la tetina). Existen también dispositivos desarrollados especialmente para calentar biberones.
Antes de dar el biberón al bebé, coloque un par de gotas de la fórmula infantil en la parte posterior de su mano para asegurarse de que está tibia y no demasiado caliente. De todos modos, hay que tener que presente que los biberones de fórmula a temperatura ambiente y fríos también son seguros para que los beba el bebé. Eso dependerá de sus preferencias.
Un aspecto de seguridad adicional a tomar en cuenta es que cualquier fórmula preparada que no se use dentro de las 24-48 horas, o que haya estado a temperatura ambiente por más de una hora, debe ser desechada. Lo mismo vale para la fórmula que haya quedado en el biberón luego de que el bebé haya sido alimentado: si no va a ser consumida de inmediato debe ser descartada.
Por otro lado, no es recomendable conservar la fórmula ya preparada en el congelador, ya que puede causar que los componentes del producto se separen.
