Preservar la lactancia materna resulta importante para muchas familias que eligen este tipo de alimentación para sus hijos. Ya sea por los nutrientes que la leche materna les aporta, o por el aspecto emocional que la toma supone, hay quienes eligen que los bebés continúen la lactancia materna con el correr de los meses.
Para que esto sea posible, y frente a la aparición de ciertas dificultades como problemas de producción de leche, dolor de pezones o la vuelta al trabajo, existen estrategias clave que ayudan a preservar y fortalecer la lactancia materna. Todas, y cada una de ellas, buscan propiciar un ambiente adecuado para la lactancia.
Para lograr que la lactancia perdure en el tiempo es importante establecer una buena técnica de amamantamiento desde el inicio. Para esto, es importante que el bebé esté bien agarrado al pecho; un agarre inadecuado puede causar dificultad en la toma y malestar para la madre. En este sentido, es clave que madre y bebé estén en una posición cómoda. Para que la técnica se vaya perfeccionando los especialistas recomiendan que sea con frecuencia y a demanda. Cuanto más succiona el bebé, mayor estimulación para la producción de leche.
Además, una lactancia prolongada en el tiempo requiere que la madre se mantenga bien hidratada y alimentada. Es muy importante que la mamá lleve adelante una dieta equilibrada y variada, rica en frutas, verduras, proteínas, grasas saludables y carbohidratos complejos. Por su parte, la ingesta adecuada de agua es relevante también. Las madres cuando amamantan necesitan ingerir más agua, ya que la misma ayudará a la producción de la leche.
Otro tema importante es el descanso. Los primeros meses de vida de un bebé son cansadores para la madre y el cansancio en extremo puede afectar la producción de leche. Aunque sea difícil de implementar es necesario generar rutinas de sueño (aprovechando las siestas del bebé, por ejemplo). El descanso oportuno no sólo permitirá preservar la lactancia, sino que podrá evitar o reducir situaciones de stress indeseadas.
Propiciar la técnica correcta para amamantar, estar hidratada y bien alimentada, y cuidar el descanso de la madre, son hábitos saludables que podemos llevar adelante para promover la preservación de la lactancia. Los mismos ayudarán a que la producción de la leche sea adecuada y a mantener el vínculo entre lactante y madre.
Más allá de estas valiosas estrategias, existe un momento clave que es la vuelta al trabajo. Para que la misma sea agradable, tanto para la mamá como para el bebé, es preciso organizar algunas cuestiones que tienen que ver con la producción de leche y almacenamiento de la misma: las mamás deberán recurrir a la extracción de leche para asegurar la ingesta del bebé y para evitar malestar por el corte abrupto. Para ello existen dispositivos manuales y electrónicos que ayudarán a la mamá a extraer la leche necesaria. La misma deberá ser almacenada de forma segura. La leche puede guardarse en la heladera por 3-5 días o en el freezer por entre 3 y 6 meses.
Cada una de estas estrategias son valiosas para la madre, pero más lo será si puede estar acompañada durante este proceso. El acompañamiento emocional durante los primeros meses de vida del lactante es importante, puesto que la madre puede experimentar un sinfín de emociones que van desde ansiedad hasta culpa o miedo, alegría, curiosidad, etc. La ayuda puede venir de las amistades, la propia familia, especialistas en lactancia y grupos de apoyo de madres en la misma situación. Hablar de lo que se siente, ayudará a comprender mejor el proceso que se atraviesa y a encontrar herramientas internas para afrontarlo de la mejor manera posible.