Las sociedades médicas y organismos gubernamentales coinciden en que los primeros 1000 días de vida constituyen la etapa más decisiva durante la infancia en la que prioritario que el niño o niña reciba una buena nutrición. La adecuada alimentación en la primera infancia es clave para protegerlos contra distintas enfermedades y para favorecer su correcto desarrollo, con beneficios que incluso se extienden hasta la vida adulta.
Para cumplir con su función, la alimentación durante la primera infancia debe asegurar la incorporación de diversos micronutrientes (en orden de cantidades requeridas, de mayor a menor: hierro, zinc, niacina, fósforo, manganeso, calcio, tiamina, riboflavina, cobre, vitaminas A y D), aportando además una alta densidad energética y una adecuada proporción de grasas totales y de proteínas.
Los primeros 6 meses
Hasta los 6 meses de vida, la recomendación es la lactancia materna exclusiva, que cumple con todos los mencionados requerimientos nutricionales. El hecho de que la leche materna sea el alimento de elección en esta etapa se relaciona con su composición bioquímica, tanto en el aspecto cualitativo como cuantitativo, así como en relación con sus componentes.
Tan importante es su rol en la alimentación durante la primera infancia que se recomienda que la leche materna esté presente en la dieta del niño durante los primeros 2 años de vida. En la actualidad, se propone lactancia materna en forma exclusiva hasta los 6 meses de vida, y a continuación lactancia materna y alimentación complementaria hasta los 2 años de vida.
Introducción de alimentos complementarios
Es a partir de los 6 meses de vida que se recomienda la progresiva introducción de los llamados “alimentos complementarios”, que se constituirán en una nueva fuente que aportará los nutrientes necesarios para un adecuado desarrollo del niño o de la niña. Desde el punto de vista nutricional, la alimentación complementaria tiene la finalidad de asegurar una ingesta energético-proteica y de micronutrientes acorde con los requerimientos propios de la edad.
Los alimentos complementarios deben proveer una densidad energética de entre 65 y 80 kcal/100g (la lactancia materna aporta 65 kcal/100g). En ellos, se recomienda que las proteínas de origen animal representen el 45% del aporte total de proteínas; por otro lado, las grasas totales deben representar más del 30% del Valor Calórico Total; y deben asegurar una adecuada concentración y biodisponibilidad de hierro.
El inicio de la alimentación complementaria es considerado un momento de alta vulnerabilidad nutricional, en el que es fundamental asegurar la incorporación de nutrientes críticos como las vitaminas A, D, el hierro, iodo y zinc (cuya habitual deficiencia en lactantes ha sido identifica por la Organización Mundial de la Salud en muchas naciones), así como también una densidad calórica suficiente, y un balanceado aporte de macro y micronutrientes.
Fórmulas infantiles
En los casos en que por diversos factores la lactancia materna no sea exclusiva, la opción segura y recomendada de nutrición para incorporar antes de los 6 meses de vida son las fórmulas infantiles que aseguran que el niño recibirá una ingesta energético-proteica y de micronutrientes acorde con los requerimientos propios de la edad.
Las fórmulas infantiles constituyen un alimento con múltiples beneficios nutricionales que, en niños que no reciben lactancia materna, contribuyen con el aporte de nutrientes clave. Dichas fórmulas acompañarán a los niños y niñas en su alimentación pasados los 6 meses, siendo combinadas con los alimentos complementarios en la progresión y proporción que indique el pediatra.